«Cuenta la leyenda que una joven gandiense falleció al haberle caído el pétalo de una flor de jazmín. Al extenderse la noticia por la ciudad ducal, en cuyo relato se omitía intencionadamente el hecho de que el pétalo de la flor que le había caído pertenecía a uno de los ornamentos del rosetón de la Colegiata de Gandia, se empezó a gestar la leyenda.
La reacción popular al oír esta historia parecía ser unánime, expresando espontáneamente en valenciano coloquial: «Que delicà!» (Qué delicada), que es como se sigue oyendo»
De este dulce único nos gusta la combinación de sus ingredientes, fáciles de identificar, que le dan ese sabor dulce muy nuestro, muy tradicional. La consistencia de la masa empapada por la naranja, las pasas y el toque tostado de los frutos secos. Nos gusta porque es ideal para cualquier momento goloso del día.
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